Lo extraño y maravilloso es que esa realidad que nosotros denominamos "inconciente" es más real y determinante que nuestras elecciones concientes.
"La vida de los pueblos me ha aparecido siempre como una planta que vive de su rizoma. Su vida propia no es perceptible, se esconde en el rizoma (la raíz rastrera). Lo que es visible sobre la tierra sólo dura un verano, luego se marchita; es un fenómeno efímero.
Si se medita el infinito devenir de los pueblos es evidente de que existe algo que vive y permanece bajo el eterno cambio (el ADN; la memoria genética). Lo que se ve es la flor, y ésta perece. El rizoma permanece."
C. G. Jung. Recuerdos sueños, pensamientos.[1]
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