En el santuario de Chavín de Huántar se encontraron millares de fragmentos de cerámica, principalmente en la llamada Galería de las Ofrendas. Los vasos depositados en ese lugar pertenecen a cuatro estilos -tal vez períodos de tiempo- diferentes.
Los vasos ofrendados con chicha pertenecen a quién los usó como objeto personal en vida; son llevados como ofrendas después de que el sujeto muere. Esto tiene estrecha relación con la creencia del lugar: existen dos mundos, el transitorio y el permanente, equivalentes a la flor y la raíz de una planta con rizomas. Mediante la entrega de su botella personal de chicha se manifiesta el deseo de que la persona ingrese bien al otro mundo, y luego, regrese.
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