La razón de las ceremonias indígenas es efectuar la unión, la comunión, el pacto mutuo, entre la Madre Tierra (Abajo), la gente (aquí) y los Poderes de Arriba.
La gente realiza ritos de invocación o petición a las Fuerzas y Poderes de la Tierra y de Arriba, que son los administradores de Energía. Lo hace en sus templos o centros de reunión (huacas) en determinadas épocas del año, cuando la productividad de la tierra declina, para merecer ayuda y cuando siente agudamente su debilidad.
A su vez hace lo propio cuando las huacas necesitan de su ayuda ya sea para cultivar, limpiar, construir canales, cosechar.
Para el solsticio de invierno Sur (21 de junio) el Sol se aleja del zenit, disminuyen las lluvias, sobreviene el frío y las condiciones para la vida merman.
En este momento la comunidad humana decide, en reciprocidad al amor, calor y vitalidad que le otorga Tayta Inti (Padre Sol), ofrendarle Ritos ceremoniales para su salud y vigor y sobre todo para hacerle saber el cariño y la adhesión que le profesan sus hijos (los Hijos del Sol). Por esta razón la comunidad humana brinda constantemente desde el 21 de Junio hasta el 31 de Julio ritualmente con la CHICHA, bebida sagrada, al Tayta Inti para contribuir a su fortalecimiento. Esta ceremonia real (Kay Pacha) tiene su equivalencia en el fenómeno astronómico del mundo de arriba (Hanan Pacha) ya que por esta fecha hace su aparición en nuestro firmamento la Constelación de Las Pléyades. Para la cosmovisión andina esta constelación es el mensajero cósmico encargado de brindarle su vaso de CHICHA al Sol.
Cabe resaltar que para la fiesta principal el brindis se hacia con KKORI ENKKAYCHU (cáscara de huevo de cóndor).
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